A pesar del desengaño
de tus fingidos amores
no siento por tí rencores,
Pues nunca me hiciste daño.
El
bulevar de la vida
dejé
marcado a mi paso
y aunque
nadie me hizo caso
la
cosa ya es bien sabida,
que
al final de la partida
los
vaivenes te hacen daño.
Pero
aun conociendo el paño
yo
siempre seré optimista
y levantaré
la vista
a pesar del desengaño.
Nuestras
vidas se cruzaron
en
perdidos laberintos,
se
mezclaron los instintos
y
en un limbo se encerraron;
tus
deseos se apagaron,
e
ignorando tus rencores
llené
tu lecho de flores
pero
el amor ya quemaba
y
la ceniza tomaba
de tus fingidos amores.
Duelen
amores perdidos,
pero
duelen más los celos
quedando
atrás los anhelos
y
aquellos tiempos vividos.
Son
placeres consentidos
que
aprisionan los dolores
cuando
mueren los amores
de
un corazón que está herido.
Aunque
sigue dolorido
no siento por ti rencores.
Fueron
años salpicados
de
encuentros y desencuentros,
amores
ya casi muertos
en
caminos embarrados.
Nuestros
cuerpos enlazados
eran
rescoldos de antaño
en
eterno desengaño
navegando
a la deriva.
Hoy,
mi alma está más viva,
pues nunca me hiciste daño.
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