Fuente de los Arrabales
donde el tordo se bañaba
y cerrándose las luces
a mi amor allí esperaba.
De flores llegó su aroma
porque ella se acercaba
y en su carita traía
rubor cuando me miraba.
Qué rojos eran sus labios
y en sus ojos reflejaba
la luz de la luna llena
que a la noche se asomaba.
De pronto, llegó la lluvia,
el tordo no se bañaba,
se apagaron los reflejos
y la luna se ausentaba.
Yo desperté de aquel sueño
que mis noches embargaba,
¿fue realidad o ilusión
lo que en mis sueños soñaba?
El agua de aquella fuente
su recuerdo se llevaba.
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