Las hojas
arrastradas por el viento
que cubren
el camino hacia mi casa,
son ruido
del otoño cuando pasa
fundiéndose
en el tiempo cual lamento.
Se forman remolinos
al momento,
algunas
hojas secas caen al agua
que corre
por la acequia de la fragua
lindando con
la tapia del convento.
Se unen ya
en el jardín somnoliento
temblorosas
ramas de los árboles,
esperando
del sol su advenimiento..
Para crear
nueva vida en primavera
jubilosas
saldrán en los jardines,
los bosques,
la montaña y la ribera.
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