Sus manos son dos palomas
que
vuelan del palomar
y
para acercarse al mar
van
remontando las lomas.
I.Díez
Mujer
de cutis tan fino
que
con la luna amanece
y en
la noche me parece
como
un paisaje divino.
Cuerpo
que me sabe a vino
con
valles de ríos y lomas,
es
como un frasco de aromas
que
al estrechar en mis brazos
cuando
desato los lazos
sus manos son dos palomas.
Asomada
a la ventana
le
hace tiritar el frío
reflejándose
en el río
cuando
llega la mañana.
Con su
porte de sultana
entona
un dulce cantar
que
a todos hace soñar,
son
las notas de un lamento
como
aves cruzando el viento
que vuelan del palomar.
Se
quedó mi alma vacía
cuando
a lo lejos la vi
son
celos lo que sentí
de
algo que se me perdía.
Aún
recuerdo todavía
como
llegaba a soñar
que
la quise acompañar,
difícil
era el camino
para
vencer al destino
y para acercarse al mar.
Nuestro
mar al fin cruzamos,
ya
sonaban las campanas
y al
abrirse las ventanas
como
amantes nos amamos.
Viejos
recuerdos buscamos
que
ahora parecían bromas,
volaban
como palomas
lanzando
al viento papeles
que sobre blancos
corceles
van remontando las lomas.
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