lunes, 20 de noviembre de 2017

NOVIEMBRE




Cuando las aguas anegan
las arenas tenebrosas
en el monte ocurren cosas
donde las lechuzas juegan.
Como almas que navegan
sobre tierras pantanosas
se oyen voces silenciosas
en el bosque más profundo
como si el final del mundo
se hundiera en ocultas fosas.

En las entrañas del suelo
de la tierra, emanan gritos
igual que si fueran ritos
que acompañaban al duelo.
Todo era desconsuelo,
los cielos se separaban
mientras las almas lloraban
lágrimas incandescentes
y asustaban a las gentes
que tenebrosas  miraban.

Son figuras fantasmales
que con gritos de agonía
en la penumbra gemía
con sonidos guturales.
No eran seres naturales,
eran vampiros oscuros
que exhalando van conjuros.
Por entre nubes volaban
y desde el cielo bajaban
chocando contra los muros.

Muchos iban disfrazados,
fantasmas y calaveras
que bramando como fieras
todos eran condenados.
Desfilan amontonados
y sus cuerpos aborrecen
porque de alma carecen.
Son pecadores que vagan
entre espíritus que tragan
sangre de los que padecen.











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