sábado, 1 de diciembre de 2018

D. JUAN Y EL TENORIO





                                                                             


Atiéndame el auditorio
que por razón de interés
enamora a doña Inés
el pillo de Juan Tenorio.


Hoy de don Juan quiero hablar
también de don Luís Mejía,
historia de cada día
que pudiera hacer temblar.
Algo se puede entablar
con amigos del Tenorio,
juegan con el abalorio
y reparten estocadas
más por lucir sus espadas.
Atiéndame el auditorio.



Qué pensará don Gabriel
religioso mercedario
si cuando acaba el rosario
ya nadie se acuerda de él.
En la Hostería del Laurel,
a la sombra de un ciprés
se vuelve el mundo al revés
y a Tirso anuló Zorrilla,
más por eso de la honrilla,
que por razón de interés.


Aplacan su mal de amores
en los campos de la esgrima
y no se tienen estima
estos dos conquistadores.
De espadachines, doctores,
al aire sus bisoñés
dan coces como una res
con sus espadas al viento,
porque quien llegue al convento
enamora a doña Inés.

Mejía, el otro candidato
al amor de la novicia,
aún no disfrutó caricia
porque su amor no le es grato.
Con don Juan, no tiene trato
y es un saber tan notorio,
que en el mismo mortuorio
es llevado hasta el infierno
para su dormir eterno
el pillo de Juan Tenorio.


















                                                          


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