¡Padre,
por qué me has abandonado!
Clamaba Jesús al Cielo
pidiendo al Padre consuelo
ya de espinas coronado.
Se encuentra en la cruz clavado,
la Virgen llora su pena
y arrastra gruesa cadena
al ver a su Hijo querido
que exhala el postrer suspiro
dando fin a su condena.
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