Del río oigo
el murmullo
por la ribera
sonando
y escucho la
voz del viento
bajando por
la ladera.
Ante el calor
de la lumbre
en la
chimenea siento
crepitar
añosos troncos
y el temblor
del ventanal.
En el viejo
desván cruje,
allí, donde las
palomas velan
esperando la
mañana.
Amanecer
brumoso,
llora la
niebla, abre el cielo,
el viento se
vuelve brisa
y en lo alto,
tenues rayos
anuncian un
nuevo día.
Andrés Tello
Enero 2012
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