Veo a la niña bajando
por la vereda hacia el río,
y late mi corazón
al compás de sus andares.
¡Quisiera ser peregrino
y de su fuente beber!
La veo por mi ventana
como su cuerpo desnuda,
dejar la ropa en el junco,
y sumergirse en el agua.
¡Quién fuera gota de lluvia
y dejar huella en su piel!
Sale la niña del río
brillando cual luna llena.
Recostada en el juncal
se refleja en ella el sol,
matizando los colores
de la hierba y de su cuerpo.
¡Quién fuera del astro rayo,
para fundirse con ella!
La veo desde mi ventana
por la vereda subiendo.
Andrés Tello
Febrero 2012
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